José Watanabe: habitó entre nosotros


Desde la aparición de sus primeros poemas, reunidos en el libro Álbum de familia (1971, Premio Poeta Joven del Perú), José Watanabe (1946 - 2007) se convirtió en una de las voces más valiosas y originales de nuestra denominada generación del setenta. Pero fue recién con su segundo poemario El huso de la palabra (1989) que alcanzó el reconocimiento pleno de la crítica, pues el libro fue elegido como el “más importante” poemario peruano de los años ochenta. De ahí en adelante su obra seguiría creciendo (en aceptación y número de lectores) mientras él enfrentaba una larga y penosa enfermedad que acabaría derrotándolo hace exactamente diez años, el 25 de abril del 2007. Quienes lo conocieron lo recuerdan como un gran escritor y una excelente persona.

Watanabe nació en Laredo, el 17 de marzo de 1946, en la hacienda Laredo, al norte de Trujillo. Fue hijo de un japonés y una peruana, quienes trabajaban en esa hacienda. Hizo su secundaria en Trujillo y posteriormente viajó a Lima, donde inició estudios de arquitectura; pero pronto fue ganado por la literatura y la escritura en general, pues en aquella época hizo narrativa, se desempeñó como redactor y hasta destacó como guionista de algunas películas de Francisco Lombardi, entre ellas La ciudad y los perros (1985). Todas esas actividades lo alejaron un poco de la poesía, pero cuando regresó lo hizo con el ya mencionado El huso de la palabra, que dio inicio a su etapa de madurez literaria.

Son característicos de esta etapa de la poesía de Watanabe una cierta mirada irónica al mundo cotidiano, un ritmo lento (opuesto al de la mayoría de sus compañeros de generación) y el saber desencadenar toda una serie de significados a partir de sus textos, casi como si se tratara de parábolas. A todo ello se suma la importancia central de las imágenes como recurso poético, un rasgo que puede provenir tanto de la influencia de autores anglosajones (William Carlos Williams por ejemplo) como del haiku y la tradición literaria Japonesa. Y también, el tema de la muerte, de la enfermedad y del inevitable deterioro de la vida. Esto último se hace especialmente notorio en los libros Historia natural (1994) y Cosas del cuerpo (1999).

Los siguientes libros del poeta continuaron desarrollando esa línea temática. Habitó entre nosotros (2002) es una especie de “evangelio según Watanabe”, pues “narra” poéticamente algunos episodios claves de la vida de Jesucristo. En La piedra alada (2005) los poemas parten de situaciones y objetos de la vida cotidiana para reflexionar sobre la oposición entre lo humano y lo pétreo, entre lo vivo y lo muerto, lo efímero y lo permanente. Por último, Banderas detrás de la niebla (2006), es evidentemente un libro de despedida, en el que reúne textos sobre diversos temas —la muerte, el erotismo, la propia poesía— la mayoría poemas que, por diversas razones, habían sido excluidos de otros poemarios.

La muerte del poeta se produjo justo cuando su obra comenzaba a trascender las fronteras geográficas e idiomáticas. Al año siguiente se publicó su Poesía completa en España, y previamente ya habían aparecido las antologías El guardián del hielo (Colombia) y Path through the canefields (Inglaterra).

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